EN FRÍO

He decidido no escribir durante unos días para tener un poco más de perspectiva al respecto de la sentencia a la llamada “manada”, y he llegado a la conclusión de que aún más enervarte que la sentencia en sí, lo que me parece inconcebible es la opinión tan dura, machista e incoherente de un juez, no solo por la gravedad de sus palabras sino por la condición desde el cargo en el que lo expresa. La sentencia no es justa, pero si he de ser sincera hay otras que me han espantado más: El asesino de la catana por matar brutalmente a sus padres y su hermana con síndrome de Down y 6 años de condena en un centro de menores, no en prisión; El cuco 2 años y once meses por ayudar a deshacerse de Marta del Castillo; caso Sandra Palo, cuatro acusados tres menores: entre 4 y 8 años de internamiento en centro de menores por violar, apalear, quemar y atropellar reiteradamente a una chica con una minusvalía psicológica… y así unos cuantos más. No olvidemos que la víctima de este caso está viva, su familia la verá crecer, podrá rehacer su vida, recuperarse. Es algo que no se puede hacer cuando estás muerto.

Al respecto de la opinión de uno de los jueces, en concreto Ricardo González, en su deliberación no ha podido ser más ruin, no solo por su concepto predeterminado de que la chica se lo estaba pasando genial, sino en cuestiones como echarle la culpa a la chica porque ya no era virgen, o porque según él estaba disfrutando de su propia violación. La cuestión es cómo se atreve este juez a determinar cuando una persona disfruta o no, que derecho cree tener en sacar un montón de nimiedades personales sobre la víctima para ensuciar su imagen y darnos a entender que la culpa fué de ella, pero va más allá cuando a pesar de las imágenes y los precedentes de dicha manada se atreve a decir alto y claro que son inocentes. Si en este caso que existen imágenes (y whatssaps) se duda de si la victima a sufrido una violación grupal, si no se tiene ningún elemento de este calibre, casi hubiese calificado de mentirosa este jurista a la denunciante. Eso sí que es grave de verdad. Un saludo.

GRACIAS.

ANNA LAFONT.